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Relateando | Donde ya no somos.
La mesa estaba puesta como cada Navidad, con el mantel rojo de siempre, los platos de borde dorado y las copas que tintineaban con cada brindis. Todo parecía igual, pero nada lo era. Los familiares, sentados en su lugar de costumbre, intercambiaban risas y bromas, pero las sonrisas de ellos dos no llegaban a los ojos. No era que no se quisieran, ni que la relación estuviera en crisis. Era algo más profundo, algo que se había ido gestando a lo largo de los años y que ya no podían ignorar. Desde extremos opuestos de la mesa, ellos se miraban de vez en cuando, pero siempre con la misma sensación…
